Dear Friends in Christ:
After careful consideration and consultation, I have made the decision to file a Chapter 11 petition on behalf of the Diocese of Sacramento with the United States Bankruptcy Court in 2024. I expect to do so in March.
It is now clear to me that the only respectful, transparent, and fair way to address the substantial number of claims by those who have been abused by clergy and other members of the Church is to seek a court-supervised reorganization. This process will also allow me to sustain the sanctifying, teaching, and charitable work of the Catholic community in Northern California.
Without such a reorganization process, it is likely that not all the abuse victim-survivors would receive a fair consideration of their claim. The funds available to settle claims could be depleted by the first few cases addressed, leaving those that follow with little or no compensation.
Last Spring, I presented the very serious financial situation for the Diocese of Sacramento as I responded to more than 250 lawsuits alleging sexual abuse by clergy or other church staff. I had promised to update you when I had reached a decision regarding the path forward.
I remain steadfast in my belief that I must continue to atone for the horrible sin of clergy sexual abuse. The sickening evil that was perpetrated upon innocent children – and the failure of Church leadership to address it appropriately – has caused unfathomable pain that endures. It is these sins that brought us to this place. Pray for the healing of victim-survivors. The pain inflicted on them lasts a lifetime, and so our atonement must be a lifetime commitment.
The reorganization process would allow the work of the diocese to continue. My coworkers and I will continue to support parishes, schools and charitable organizations serving families and communities in need.
Importantly, parishes and schools would continue their operations uninterrupted. It is only the administrative office of the bishop that will be seeking bankruptcy protection.
Bankruptcy is a costly and lengthy process, but it also provides supervision and transparency for all the parties involved so that a fair resolution is offered to the victim-survivors of abuse.
Please join me in prayer for this journey of atonement and renewal that must begin. With God’s mercy we will emerge from this necessary, penitential exercise with greater resolve to be a humble sanctuary of holiness and healing for all the sons and daughters of God in Northern California.
Respectfully,
+Jaime Soto
Estimados Amigos en Cristo:
Después de un proceso de consulta y reflexión, he decidido de presentar una petición al amparo del Capítulo 11 en nombre de la Diócesis de Sacramento ante el tribunal de bancarrotas de los Estados Unidos en el 2024. Espero hacerlo en marzo.
Ahora me queda claro que la única manera razonable, transparente y respetuosa de abordar el número sustancial de reclamos de quienes han sido abusados por el clero y otros miembros de la Iglesia es buscar una reorganización supervisada por la corte. Este proceso también me permitirá continuar la labor santificadora, catequética y caritativa de la comunidad católica en el norte de California.
Sin un proceso de reorganización de este tipo, es probable que no todas las víctimas-sobrevivientes de abusos reciban una consideración equitativa de su reclamo. Los fondos disponibles para resolver los reclamos puedan agotarse en los primeros casos, dejando a los siguientes con poca o ninguna compensación.
En la primavera pasada, presenté la gravísima situación financiera de la Diócesis de Sacramento mientras respondía a más de 250 demandas que alegaban abuso sexual por parte del clero u otro personal de la iglesia. Prometí informarles cuando tomara una decisión.
Sigo firme en la convicción que será necesario para este servidor continuar expiándome por el horrible pecado del abuso sexual del clero. El repugnante mal que se perpetró contra niños inocentes –y el fracaso de los líderes de la Iglesia de no haber actuado de manera apropiada– ha causado un dolor profundo que perdura.
Son estos pecados los que nos trajeron a donde estamos ahora. Oren por la sanación de las víctimas -sobrevivientes. El dolor causado permanece durante toda la vida, por lo que nuestra expiación debe ser un compromiso de por vida.
El proceso de reorganización permitiría continuar el trabajo de la diócesis. Mis compañeros de trabajo y yo continuaremos apoyando a parroquias, escuelas y organizaciones caritativas que prestan servicios a familias y comunidades necesitadas.
Es importante saber que las parroquias y escuelas continuarán sus operaciones de manera ininterrumpida. Sólo la oficina administrativa del obispado solicitará protección por bancarrota.
La bancarrota es un proceso costoso y largo, pero también proporciona supervisión y transparencia a todas las partes involucradas para que se ofrezca una resolución equitativa a las víctimas-sobrevivientes del abuso.
Acompáñenme en oración en esta jornada de expiación y renovación que comenzará. Con la misericordia de Dios saldremos de este ejercicio penitencial necesario con mayor determinación de ser un humilde santuario de santidad y sanación para todos los hijos de Dios en el norte de California.
Atentamente,
+Jaime Soto
Obispo de Sacramento