WASHINGTON– On March 2, Bishop Kevin C. Rhoades of Fort Wayne-South Bend, chairman of the U.S. Conference of Catholic Bishops’ (USCCB) Committee on Doctrine, and Archbishop Joseph F. Naumann of Kansas City in Kansas, chairman of the USCCB’s Committee on Pro-Life Activities, issued a statement on the Johnson & Johnson COVID-19 vaccine recently approved for use in the United States.
“The approval of Johnson & Johnson’s COVID-19 vaccine for use in the United States again raises questions about the moral permissibility of using vaccines developed, tested, and/or produced with the help of abortion-derived cell lines.
“Pfizer and Moderna’s vaccines raised concerns because an abortion-derived cell line was used for testing them, but not in their production. The Johnson & Johnson vaccine, however, was developed, tested and is produced with abortion-derived cell lines raising additional moral concerns. The Congregation for the Doctrine of the Faith has judged that ‘when ethically irreproachable Covid-19 vaccines are not available … it is morally acceptable to receive Covid-19 vaccines that have used cell lines from aborted fetuses in their research and production process.’[1] However, if one can choose among equally safe and effective COVID-19 vaccines, the vaccine with the least connection to abortion-derived cell lines should be chosen. Therefore, if one has the ability to choose a vaccine, Pfizer or Moderna’s vaccines should be chosen over Johnson & Johnson’s.
“While we should continue to insist that pharmaceutical companies stop using abortion-derived cell lines, given the world-wide suffering that this pandemic is causing, we affirm again that being vaccinated can be an act of charity that serves the common good.”
For further details, we refer people to our earlier December 2020 statement, to our Answers to Key Ethical Questions About COVID-19 Vaccines, to the Congregation of the Doctrine of the Faith’s Note, and to the statement of the Vatican Covid-19 Commission in collaboration with the Pontifical Academy for Life.
[1] Congregation for the Doctrine of the Faith, “Note on the morality of using some anti-Covid-19 vaccines” (17 Dec 2020), no. 2.
Los Presidentes de los Comités de Doctrina y Actividades Pro-Vida de la USCCB se Pronuncian Sobre el Uso de la Vacuna de Johnson & Johnson contra el Covid-19
WASHINGTON— El 2 de marzo, el obispo Kevin C. Rhoades de Fort Wayne-South Bend, presidente del Comité de Doctrina y el arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City en Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), emitieron una declaración sobre la vacuna Johnson & Johnson contra el COVID-19, recientemente aprobada para su uso en Estados Unidos.
“La aprobación de la vacuna de Johnson & Johnson contra el COVID-19 para su uso en Estados Unidos vuelve a plantear interrogantes sobre la permisibilidad moral del uso de vacunas desarrolladas, probadas y/o producidas con la ayuda de líneas celulares derivadas del aborto.
Las vacunas de Pfizer y Moderna generaron preocupación debido a que se utilizó una línea celular derivada del aborto para probarlas, aunque no en su producción. Sin embargo, la vacuna de Johnson & Johnson se desarrolló, probó y se produce con líneas celulares derivadas del aborto, lo que genera preocupaciones morales adicionales. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha juzgado que ‘cuando las vacunas contra el COVID-19, que son éticamente irreprochables no están disponibles..., es moralmente aceptable recibir vacunas contra el COVID-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados en su proceso de investigación y producción’. [1]
Sin embargo, si se puede elegir entre vacunas contra el COVID-19 igualmente seguras y efectivas, se debe elegir la vacuna con la menor conexión con las líneas celulares derivadas del aborto. Por lo tanto, si la persona tiene la capacidad de elegir una vacuna, se debe elegir entre las vacunas creadas por Pfizer o Moderna, en vez de la producida por Johnson & Johnson.
Mientras que nosotros debemos seguir insistiendo en que las empresas farmacéuticas dejen de usar líneas celulares derivadas del aborto, dado el sufrimiento que está causando esta pandemia a nivel mundial, afirmamos nuevamente que vacunarse puede ser un acto de caridad que responde al bienestar común”.
Para conocer mayores detalles, se puede consultar nuestro comunicado de diciembre de 2020, las Respuestas a preguntas éticas clave sobre las vacunas COVID-19, la Nota de la Congregación de la Doctrina de la Fe y la declaración de la Comisión Covid-19 del Vaticano en colaboración con la Pontificia Academia para la Vida.
[1] Congregación para la Doctrina de la Fe, “Nota sobre la moralidad del uso de algunas vacunas anti-Covid-19” (17 de diciembre de 2020), no. 2.