
September 12, 2025
Bishop Soto and the Department of Catholic Schools is firmly committed to ensuring that every child entrusted to our Catholic schools can learn, grow, and flourish in a safe environment. While recent tragedies in the nation have understandably raised concerns, please be assured that the safety of the students remains our highest priority.
Each Catholic school in the Diocese is required to have an active School Safety Committee led by the school principal and a designated Safety Captain. Each School Safety Committee consists of various stakeholders. Safety Captains receive annual training and resources directly from the Diocese, including guidance from law enforcement and safety professionals, to ensure that schools remain current on best practices and emergency protocols.
In addition, every school follows a comprehensive safety checklist throughout the academic year. This includes monthly fire drills, annual earthquake and lockdown drills (conducted in collaboration with local law enforcement), CPR and first aid certification for staff, and regular Catholic Mutual safety trainings on topics such as severe weather preparedness, playground safety, and anti-bullying awareness. These measures are not optional, rather they are an essential part of the school culture.
The Diocese also provides schools with ongoing access to resources and training opportunities through private, local, state, and federal partners, including the FBI School Safety Symposium and active threat prevention programs. We share digital safety education with families, provide emergency management resources, and make mental health and trauma-informed support tools available to school leaders.
Together, these efforts reflect our deep commitment to protecting the physical, emotional, and spiritual well-being of every student. A Catholic education must form the mind, body, heart, and soul. This requires an environment of reverent prayer, safety, trust, and mutual respect.
We invite all parents to continue partnering with us in prayer and vigilance. May the Lord Jesus, our rock and our refuge, watch over the schools and bless our children with peace and security.
El Obispo Soto y el Departamento de Escuelas Católicas están firmemente comprometidos en asegurar que cada niño que asiste a nuestras escuelas católicas pueda aprender, crecer y desarrollarse en un ambiente seguro. Mientras las recientes tragedias ocurridas en el país han generado, comprensiblemente preocupación, les aseguramos que la seguridad de los estudiantes sigue siendo nuestra máxima prioridad.
Cada escuela católica en la diócesis está obligada a contar con un Comité de Seguridad Escolar activo, presidido por el director de la escuela y con un Coordinador de Seguridad designado. El Comité de Seguridad Escolar está integrado por diversos grupos de interés. Los Coordinadores de Seguridad reciben formación anualmente y recursos directamente de la Diócesis, incluyendo la orientación de autoridades policiales y profesionales de seguridad, para garantizar que las escuelas estén constantes con las mejores prácticas y los protocolos de emergencia.
Además, cada escuela sigue un exhaustivo protocolo de seguridad durante todo el año académico. Esto incluye ensayos de incendios mensuales, ensayos anuales de terremoto y confinamiento (realizados en colaboración con las autoridades policiales locales), formación en RCP y primeros auxilios para el personal, y cursos regulares de seguridad por Catholic Mutual sobre temas como la preparación ante condiciones de clima extremos, la seguridad en los parques infantiles y la prevención del acoso escolar. Estas medidas no son opcionales, sino que constituyen una parte esencial de la cultura escolar.
La diócesis también facilita a las escuelas un acceso continuo a recursos y oportunidades de formación a través de la colaboración con entidades privadas, locales, estatales y federales, incluyendo el Simposio de Seguridad Escolar del FBI y programas de prevención de amenazas activas. Compartimos información sobre seguridad digital con las familias, proporcionamos recursos para la gestión de emergencias, y poner a disposición de los directivos escolares materiales de apoyo que tengan en cuenta la salud mental y los traumas.
En conjunto, estos esfuerzos reflejan nuestro firme compromiso de proteger el bienestar físico, emocional y espiritual de cada estudiante. Una educación católica debe formar la mente, el cuerpo, el corazón y el alma. Para ello se requiere un ambiente propicio para la oración reverente, la seguridad, la confianza y el respeto mutuo.
Invitamos a todos los padres de familia a seguir colaborando con nosotros en la oración y a estar vigilantes. Que el Señor Jesús, nuestra roca y nuestro refugio, cuide de las escuelas y bendiga a nuestros hijos con paz y seguridad.